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Vuelo desesperada por las galaxias infinitas de mí.

domingo, 1 de julio de 2012

Decepción

La inocencia de la niña de ojos color Luna, cambia por los años. Ya es mayor y cuanto mayor se hace, más duro queda su corazón. El dolor reprime su alma. Se siente sola y las lágrimas de su vientre comienzan a llover. El Cielo la abandona por zascandiles sonrisas en un día como hoy. Es tan triste... Se sufre tanto...

No sonríe, olvidó qué era sonreír. Simplemente, de vez en cuando sus labios se tuercen y hacen una mueca de sandía gris. Amargamente abraza sin un por qué. Busca cariño en las piedras y no lo encuentra. Busca chistes sin sentido, labios por besar... pero no encuentra.

La inocencia de la niña de ojos color Luna es ciega. Confía y entrega su alma a un niño ojos color hierba. Hierba fresca en un día de invierno. El niño ojos color esmeralda la acoge en sus brazos, la mima. Ella se siente realizada. Y la dicha convierte el grisáceo de su sonrisa en una rojiza sandía feliz. Pero el chico, se olvida de ella; busca sin pensar perlas en el mar. Investiga sonidos eléctricos de una guitarra. Y la niña queda perdida en un baúl de alusiones olvidadas.

Pero el Cielo también se olvida de Luna. Y ella vuelve a llorar. Y aunque el color de las estrellas sean verdes, ella necesita el color del cariño en su vientre.