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Vuelo desesperada por las galaxias infinitas de mí.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Otoño

Llueve.
Escucho el llanto de miles de lágrimas cayendo del cielo. Ya no percibo el color, pero distingo un azul imaginario en un blanco sucio. El día de ayer, el día de hoy. El tiempo que aquí nace por la mañana es triste.
Sentada sobre el rocío del bosque de Marfil, se encuentra mi alma. Su mente busca la calma y entre la lluvia, la encuentra.
Mi bosque es embelesado, cautiva los sentidos. Árboles de color árbol reposan fieles en la tierra, mientras se hunden sus raíces investigando escrupulosamente cada misterio que difícil resulta observar.

Percepción.
Observo la espesura, que inocente como la esencia de un niño cuenta sus secretos. Caracterizado por débiles tonos color vainillado, bosque de otoño, rojizas frondas y anaranjadas llanuras. Las hojas caen, las flores disecadas, los insectos no existen. Las ramas se despojan de la vida. Resecado queda ya el Marfil. Veo robustos troncos oscuros de distintas formas.Y millones de pétalos vacíos deciden dormir rozando el suelo.

De nuevo, llueve.
Oigo como la humedad es penetrada en la tierra. Escucho el llover, escucho un fino silbido en mi oído. El viento me habla, el silencio también. El crujido del ir y venir de pasos es escaso, hoy no hay nadie.
Allá al fondo, mientras el cabello se empapa sobre mi columna vertebral descubierta, oigo el piano de una luciérnaga enamorada. Se dedica a sacar de mi el lado que nadie puede obtener. Las notas musicales retumban en mi oreja.

El arpa de sensaciones errantes de algodón dulce que tengo por corazón, decide que abra la boca y mire el cielo. Y allá van las incontables gotas dulces del mar flotante a mi lengua. Noto el sabor del agua en el paladar, produce cosquillas la sensación. Sabe a bizcocho de almendra, a galletas de naranja, a tarta de berenjenas. No me gusta y parezco un personaje de circo, tengo la cara mojada y el maquillaje corrido.

Los árboles me observan, hay cientos. Es como una pequeña galaxia triste y arruinada.
Inspiro. Huele a lluvia, a barro, a frondosidad hundida. Soledad, margaritas muertas. Otoño. Canela, nueces, castañas. Desprende el Marfil el hedor antiguo de madera utilizada. Madera que no arde. Madera.

Tengo los pies descalzos. Hago hundir los dedos en la tierra.
Frío.
Disfruto de la sensación. Recorre un escalofrío mi cuerpo desnudo al percatarse de que tengo las nalgas mojadas; mi sexo también lo está. Los pezones erectos de mis pechos me recuerdan que amamanto cada ser del infinito. Que soy Madre Naturaleza.
Mi alma sueña, llueve.
Vainilla.
Otoño.


sábado, 22 de septiembre de 2012

No entender

Pasa el tiempo.
Mi vida está llena de indecisiones que van más allá de efímeros pensamientos en forma de lágrimas. He logrado hacerme una pregunta cuyo contexto ha costado a mi mente comprender. Sigo sin entenderlo, pues no cabe en mí dicha cuestión: ¿por qué no puedo escupir felicidad? 

Ciertamente siento verdadera emoción dentro de mi. Estoy sorprendida de mi misma. Me sorprende la bipolaridad que me acompaña. En este momento mi alma está en completo bienestar, puede que luego disperse mi pensar y de nuevo el mar se manifestará.

Nuevamente no comprendo por qué no puedo echar por las manos la suerte que llevo ahora comprimida en mi ser. Me es difícil expresar felicidad. De echo ahora rebosa mi cuerpo risa, y en esta publicación no la estoy manifestando. En cambio, melancolía es lo único que puede mi intelecto buscar sinónimos. 

Realmente, no he encontrado mi yo. Realmente algún día sabré hacer lo que hoy incapaz soy. Realmente se irá el ser bipolar dentro de mi. Realmente pasa el tiempo y lo desperdicio. Realmente soy feliz pero engaño a Edsi creyendo que vive en hipocondría.
Realmente
no existo.

viernes, 21 de septiembre de 2012

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Me muevo entre desiertos de felicidad, hoy mi boca ha sorteado la tristeza y ha dibujado alegría en sus labios, ¡estoy feliz!  No tengo motivos para estar con esta emoción contenida en mi estómago. Aún así, estoy feliz. Siento millones de globos de colores navegando por mi estómago, siento la risa en la garganta, siento el corazón latir, siento mi vida, siento mi yo, siento pájaros volando, mi casa flotar, siento el universo en la punta de la nariz.
¡Qué gran satisfacción! Después de tantos días con aquellas manos que arrancaban mis tripas; después de no saber quién soy; detrás del juegue invisible, ¡ha llegado la felicidad!

Todavía te echo de menos, todavía pienso en ti. Comprendo las circunstancias. Se volvió a enamorar el cielo del dibujo, un dibujo particular. Un amor que nace, otro que muere. Una pluma en el cielo, otra en el suelo.
Pero soy feliz. Espero que tu también lo seas, porque tengo infinitos motivos para sonreír hoy, para el mañana. Porque el cielo se pinta de un azul precioso, porque adoro a los bichitos de la naturaleza. Porque sí.
Porque lo digo yo y punto.






domingo, 16 de septiembre de 2012

Ojalá estuvieras aquí.

Busco desesperada tu voz, 
no la escucho.
Busco desesperada tus abrazos,
no los siento.
Busco desesperada tus ojos,
no los veo.
Busco tu pelo, tu sonrisa, 
mi mar de felicidad.
Dime cielo, ¿dónde estás?

Porque lo intento y no lo consigo.
Porque lloro y mis lágrimas son dulces.
Porque siento soledad.
Porque el arrepentimiento me come.
Dime cielo, ¿dónde estás?

Un juguete inexistente.
Un cielo oscuro duerme ahora en una luna apagada.
Una sonrisa torpe.
Un corazón roto.
Un cielo que no está.



Muerte.

Edsi ha muerto.
Resucitará.




viernes, 14 de septiembre de 2012

Rojo. Mi color favorito.

Hoy, uno de esos días del mes en los que el sol brilla más que nunca, el cielo está despejado y las bocas cantan sonrisas. Hoy, mi paladar ha degustado su comida favorita. He tenido compañía. He disfrazado mi cuerpo de colores. Hoy, nerviosa por el mañana. Hoy, un día menos... Hoy, estoy amargada. Hoy, como siempre.
En mis ojos hay tristeza. Y observo ahora, entre los barrotes de mi ventana un crepúsculo de noche sonrosado. Es precioso. Ojalá estuvieras aquí, merece la pena observar el cielo de vez en cuando. Sentir la desnuda caricia del viento en tus mejillas. Sentir la libertad del amanecer. Sentir la belleza.

Pero claro, es un día triste. Porque estoy convencida de ello. Porque nada me hace sentir mejor. Porque mi rostro desborda monstruosidad. Porque mi cuerpo se desgana. Porque solo veo pesimismo. Porque sí. He tomado tres pastillas: cada cual igual de nefasta. Ha sido en vano, me sigue doliendo el alma.
Qué absurda maniobra he cometido hoy. Sonrío. Lloro. Sonrío y lloro. Lloro y sonrío.
Porque nunca entenderé por qué he dejado de importar. Porque nunca entenderé por qué ya no me quieres escrutar. Porque no entiendo mi vida. Porque todo sale mal. Porque sé que no tengo ganas ni de mirar mi reflejo en el espejo.
Chocolate. Cama. Ordenador. Cama. Helado. Golosinas. Chocolate.

Ese ha sido mi día de hoy. Un día del mes en el que el sol brilla. El cielo despejado. Bocas sonriendo.
Yo lloro. Yo sonrío. Yo lloro y río a la vez. Yo bipolar. Yo cambio de humor. Yo como. Yo duermo. Yo con dolor de barriga. Yo con dolor de cabeza. Yo con dolor. Yo enfadada con el mundo. Yo desganada. Yo fea. Yo amargada...
Me ahogo en un día sin nubes. En fin, un día que estoy con "eso que ya sabes".
Cama.
Chocolate.
Helado.
Golosinas.
Dormir.


martes, 11 de septiembre de 2012

Bailar


"No es la discapacidad lo que hace difícil la vida,
sino los pensamientos y acciones de los demás"

Una suave música nostálgica suena en medio del silencio. Adapto mis ojos al sonido. Es como bailar sentada y con las piernas cruzadas; sin embargo bailo. Muevo lento mi filosofía de notas musicales que acceden involuntarias hasta el final del camino. Neuronas que recogen decibelios insoportables.
Puede que no esté preparada. Puede que salga mal. Puede que me coma el infinito... Aún así, danzaré. Moveré mi mente, empujaré mis caderas. Saldré de este tosco y cargante trono de neumático echo a medida. Porque yo también podré. Porque yo soy como tú. Porque quiero bailar.

Solo es ella. Es el trastorno en su cabeza lo que me impide seguir. Es madre. Madre que cree que estoy incapacitada. Sé que esto frenará mi iniciativa, el propósito se quedará en eso: una idea.
Prefiero quedarme aquí, como una niñita asustada. Sentada estaré y me lloraran los ojos... después de todo no los adapté al sonido.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Sueño a través de una concha de océano Pacífico

Sueño.
Sopla un viento frío.
Horizonte de mar inacabado se tiende sobre mi. Y allá al fondo... nubes golosas deseando que no llegue la noche. Veo colores: tonos verdosos y azulados. Veo el cielo, que como siempre espera paciente con esas vetas anaranjadas de un atardecer en el mar.
De nuevo, predeciblemente sopla el viento. En mi subconsciente advierto desconfiada que la brisa ligera me habla. Cierro los ojos depositando dulcemente mis pestañas en las inferiores.
Inspiro. Mantengo el aire en los pulmones unos efímeros segundos. Espiro.
Me queman las mejillas, pero me gusta disfrutar de la sensación. Ahora mi mente no trabaja, duerme plácida cual un blando bebé recién salido de los pechos de una leche tibia. Qué indecible sensación. Siento fluir el plasma rojizo de mi organismo. Siento mis músculos laxarse. Siento que el cosmos me invita a flotar. Incontrolables ganas de volar afloran en mi. Desearía escapar de este tormento insufrible. Desearía poder comer las estrellas y brillar aun más que la luna. Desearía no tener que contentarme siempre con tener el sabor de tus labios en la punta de la lengua.

Pero de nuevo, las heladas manos de la corriente acarician mi cuello. El escalofrío recorre gran parte de mi cuerpo y abro los ojos. Despierto. Yo, desnuda ahora observo la libertad del mar delante de mis pupilas.
Indudablemente seguirá soplando el viento en la concha. Concha de océano. Concha roja.


viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Felicidad?

Una vez fui feliz.
Una vez que sonreí.
Un efímero deseo de felicidad que marcaba aquel segundo de sonrisa.
Mis ojos chisporrotean el aroma del placer, el aroma del sentir. Mi corazón late. Me dicta respuestas, preguntas por hacer. No se dónde estoy; puede que me encuentre tendida en un mundo irreal. En el mundo de las verdades cubiertas de mentiras. En un mundo disfrazo de azar.
¡Oh! Querida felicidad confusa... no me trates así. Solo deseo estar triste, llorar.
¿Por qué estoy feliz?
¿Puede ser una ilusión?
¿Puede ser un sueño?
Maltratadme. Quiero volver a mi estado de ansiedad oculta detrás de una ficticia sonrisa roja. Quiero volver a llorar. Quiero volver a ti.
¡Oh! dime por qué.
Venid a mi: adictas gotas de tristeza.


martes, 4 de septiembre de 2012

Teorías incomprensibles

Y dicen los duendes que suelo bailar por los largos pasillos de una jaula perfecta. Y dicen las amapolas que mis curvas, como acordeón andante, cautivan los ojos de un ciego.
Y qué triste saber que nadie ve lo que veo. Que las nubes me observan y yo las observo. Que el sol ya no respira. Que la luna ya se ha muerto. Qué triste que todos piensen que la hermosura está cubierta de belleza; pues yo contemplo una hermosura muerta.
Las estrellas ya no me guían, solo los pezones de la Madre Naturaleza. Y de nuevo escruto con cuidado las pupilas que me observan. Profundos pozos de petróleo que comen niños arrogantes. Enormes lunas en cuyas superficies pastan pequeños elefantes. Margaritas blancas siendo camufladas en la nieve. Horizontes en vertical, absurda paradoja incoherente.
Y dice el fuego congelado del olvido que solo escucha con la mente. Y se pregunta por qué dibujamos al sol amarillo cuando ha perdido el color turgente. Qué triste el saber de ti. De tus pómulos sonrosados al atardecer de un día lluvioso. De mis ojos color ardilla. De tus ojos color aceitoso.
Un zorro camina por el desierto. Un zorro que está cadáver. En su vientre nuevo zorro nacerá. Y de este zorritos hambrientos de mi mamarán. Porque por ser madre, seré. Y por tener deformidad en mis ojos, obtendré el sabor de la belleza. Belleza que no existe, hermosura muerta.


lunes, 3 de septiembre de 2012

A Herrero Álvaro

Mi mente palpa el pasado con unas manos que no son mías. Y recuerda entre zascandiles sonrisas aquellas palabras que nunca pensé escuchar.
Una despedida siniestra con las cuerdas vocales hizo temblar el arcoiris de lágrimas que tengo guardado. Sonrisas al viento que fueron llevadas. Felicidad marcada en cada sonrisa de la distancia. La vida fue nuestra, no lo olvides.
Un soplo de aire al viento. Un ojo de cristal detrás de la lluvia. Un te amo. Una inspiración.
Un universo vi por ojos. Pero era finito.
Un dulce vi por boca. Pero era agrio.
Un sol vi. Pero era oscuro.
Un alma limpia. Pero estaba vacía.
Un príncipe solitario, cuyas lágrimas gritaban consuelo.
Un cuerpo perfecto. Pero un cuerpo muerto.

Cuántos sueños marchitos. Cuántas visitas deseadas. Cuánto dolor.
Y me dedicaste el beso más dulce que me podías dar. La mirada más penetrante que me podías hacer. El abrazo más sincero que pude sentir. Y al fin sonreí sin mover los labios. Bebí la paz del universo.
Porque me lo diste todo. Porque no me diste nada. Cuánta contradicción comprimida en el diccionario de la ceguera.
Y al fin mi mano derecha dice hasta luego y con ella mis uñas que pegadas quedan sobre los dedos. Porque no hay mayor dolor que ver al sol apagándose y con ello la luna que le sigue.Todavía sigo arrojando arrepentimiento por los ojos. Mi corazón también lo hace.
Y no olvides que por mucho que pase el tiempo, te seguiré. Hasta la próxima  Jack. Nos encontraremos en los confines de un infierno flemático.