La realidad de mi vida ahora se vuelve turbia. Ya no es algo transparente, sino que ni siquiera distingo el color. Una sonrisa. Un beso. Un abrazo. Un roce. Un brillo. Cuánto echo en falta las caricias de una piel en la mía. Las nubes pesando en mi mente. El arcoiris de un solo color rodeando mi propio existir.
Yo no sonrío. Yo no rodeo con mis brazos los individuos que me siguen. Yo no rozo mis labios con una blanca piel. Mis ojos no brillan como estrellas.
Solo es la necesidad de mi interior la que me guía. No soy yo. Es mi vida que sola se vuelve turbia.
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