... qué muerte,
qué suerte,
qué sorpresa.
-¿Mi voluntad ha elegido la vida?
Aún así, me he asustado y a muchos otros también.
Por las noches
pienso en mi piano en su tumba del océano,
y a veces en mi misma,
flotando sobre él.
Allá abajo,
todo está tan inmóvil y silencioso
que me arrulla y me adormece,
es una extraña canción de cuna.
Así es,
y es mía.
Hay un silencio
donde nunca ha habido sonido.
Hay un silencio
donde no puede haber sonido.
En la fría tumba.
Bajo el profundo,
profundo,
mar.
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